lunes, 18 de abril de 2016

MASAJE LOMILOMI


MASAJE LOMILOMI

El masaje Hawaiano Lomilomi es un masaje 
ancestral que tiene sus orígenes en las antiguas 
artes curativas de la Polinesia. En tiempos 
remotos se le llamaba Lomi ka’ala hoku 
“Masaje para viajar a las estrellas”.

Dar y recibir el masaje hawaiano Lomilomi 
es reencontrarse con la propia esencia.
 Es transcurrir por ese complejo entramado 
en el que se unen lo físico, lo mental y lo 
energético. Un oleaje rítmico de sucesivos 
movimientos con las manos, los pulgares, 
los codos y especialmente con los antebrazos. 
El masaje hawaiano Lomilomi, es a veces, 
vigoroso y dinámico y otras profundo y lento, 
como el de la propia Naturaleza, activando 
el flujo de la energía corporal. 
Los movimientos del masaje hawaiano 
Lomilomi deben ser fluidos e involucrar todo 
el cuerpo, en un continuo movimiento de luz 
y armonía. 
El masaje hawaiano Lomilomi es un masaje 
que promueve el bienestar a través de una 
relajación profunda, previniendo el estrés, 
favoreciendo la movilización de todas las 
articulaciones, activando la linfa y la 
circulación sanguínea.

El origen del Lomi-Lomi

El Lomi Lomi tiene su origen en los antiguos 
sanadores hawaianos con más de 4.000 años 
de antigüedad, que a través de la filosofía 
Huna trataban el cuerpo y la mente.
Los primeros visitantes de Hawaii ya se 
fijaron en este arte de curar. En 1.803, 
Archibald Menzies escribió: “Algunos 
indígenas se pusieron a nuestro alrededor 
para practicar Lomi Lomi a unos cuantos 
de los nuestros, operación que encontramos
 muy suave y agradable al tacto.” En 1.820, 
los primeros misioneros a las islas hawaianas 
encontraron los curanderos nativos precisos 
en su diagnóstico y tratamiento de la 
enfermedad y en la reparación de huesos rotos.
A su juicio, los hawaianos eran paganos y en 
1.893, después de años de agitación política, 
el nuevo gobierno prohibió todas las tradiciones 
espirituales, incluyendo el arte de la curación, 
el estudio de la lengua hawaiana, y la danza hula. 
Pero las tradiciones sagradas no murieron, 
sino que se ocultaron y se practicaron en 
secreto y sólo se transmitieron dentro de la 
comunidad de Hawai (Ohana), a través de 
“iki maka lihilihi un maka alawa”, que significa
 “hacer por la observación y la introspección”.
En 1.973, tía Margarita Machado, una 
respetada kupuna (anciana) de Isla Grande, 
decidió compartir el conocimiento de su familia, 
mediante la enseñanza a cualquier persona que 
tuviera un sincero deseo de aprender, de Hawai 
o no. Ella sintió que era hora de que el antiguo 
don de sanar de Lomi Lomi se sintiera en todo 
el mundo. Aunque Tía Margarita fue criticada 
por muchos en la comunidad de Hawai por
 revelar los secretos de Lomi Lomi, fue a través 
de sus esfuerzos que Lomi Lomi fue rescatado 
para el resurgimiento del interés en la curación 
de Hawai. La historia de Lomi Lomi, sin embargo, 
se remonta a los comienzos de la historia de Hawaii.
 Es correcto decir que Lomi Lomi incluye masaje, 
pero no se limita a ello. Los hawaianos nativos 
dicen que la verdadera definición de Lomi Lomi 
es volver a conectar con el espíritu.
 Una de las similitudes en común entre los 
profesionales de Lomi Lomi de edad era el poder 
y el conocimiento que tenían. Es decir, su capacidad 
de comunicación profunda con los huesos de sus 
pacientes a través de su contacto con los tejidos 
blandos y su conexión con todo el espíritu.

La técnica del Lomi-Lomi

La técnica de Lomi Lomi se centra en la búsqueda 
de zonas congestionadas en el cuerpo dispersando
la energía, moviendo las palmas, los dedos pulgares, 
nudillos y los antebrazos con movimientos rítmicos,
 como la danza. El terapeuta trabaja con los antebrazos 
creando ondas expansivas sobre el cuerpo que 
son a la vez relajantes y vigorizantes.
El Lomi Lomi es una de las formas más profundas 
que existen de masajear el cuerpo y su objetivo 
es conseguir la armonía total trabajando todos
los músculos y facilitando el paso de los fluidos 
energéticos.
La clave de este masaje está en actuar al mismo
tiempo sobre zonas distantes del cuerpo, ya 
que al cerebro le cuesta concentrarse en dos áreas 
diferentes y se deja llevar por un balanceo rítmico. 
La gemoterapia caliente en zonas energéticas y 
reflexógenas y la utilización de aceite de coco 
convierten al Lomi Lomi en un festín para los sentidos.

Los principios del Lomi-Lomi

1. Cuidarse a sí mismo y honrarse, como un único 
y sagrado ser. Este concepto se explora en los 
talleres a través de una apertura mental mientras 
se escucha al cuerpo, y se siente un nivel energético. 
También se realizan diferentes ejercicios como 
abrir el centro del corazón, nutrirse y descubrir 
niveles más profundos de aceptación propia.

2. Cuando uno es más claro, saludable y consciente
 de sí mismo, puede facilitar más la curación y 
tratamiento holístico de otros. Crear un ambiente 
sagrado y seguro le permite a los participantes 
liberar algunos de los patrones que pueden no 
estar sirviéndole en sus vidas.

3. Percibimos a cada persona como un ser divino, 
entero, en su esencia de ser. Al darnos cuenta que 
no hay nada que esté “mal” o que no valga en
 nuestro interior, descubrimos una tremenda
fuente de curación, celebración y amor por 
nosotros mismos.

4. El principio del movimiento. En el espacio 
sagrado creado se comienza a mover 
conscientemente y a aprender ejercicios chamánicos 
para abrir nuestro cuerpo, fortalecer nuestro nivel 
de energía y aprender técnicas específicas que nos 
ayudan en la transformación y curación de 
nosotros mismos y de los demás.

5. Mientras se honra a los maestros, los linajes 
y paradigmas con los que se trabaja, se comprende 
que la última elección, poder y responsabilidad 
de nuestras vidas viene de nosotros mismos y 
de nuestra conexión con lo divino.

6. Es el tacto consciente. En los talleres se entrena
 para explorar y profundizar la sensibilidad en 
nosotros mismos y en otros, tanto física como 
energéticamente. Se empieza por expandir nuestra 
conciencia integrando el movimiento y la calidad 
del trabajo con un tacto consciente.

7. El principio del recibir y permitir. Mucho del 
aprendizaje en el taller es el permitir y recibir 
el tacto y apertura de otros. Mientras se recibe 
y confía, se profundiza la conexión con nosotros
mismos, con la Tierra y lo divino.

8. La intención es fundamental para sostener 
a todos los otros principios. Nuestra intención 
es estar presentes y conscientes, creando un 
espacio seguro que nos nutra.

9. La integración es importante para nuestro 
ritmo acelerado de vida. Aprender a ir despacio, 
escuchar nuestra sabiduría interna e integrar 
la experiencia de lo sagrado a nuestra vida 
diaria es esencial para nuestro bienestar.

Ilesin 18/4/16